SHAWN, WEIDMAN & LIMON
El aporte masculino a la Danza Moderna
El aporte masculino a la Danza Moderna

 

La danza moderna fue producto de las mujeres, quienes rompieron con las técnicas disciplinarias

del cuerpo de la danza clásica. Louis Fuller (1862-1928), Isadora Duncan (1877-1927) y Ruth St.

Denis
(1879-1968) fueron las fundadoras de la danza moderna en Estados Unidos.

 

Ted Shawn

bailarines shawn limon Ted Shawn (1891-1972) fue el primer varón que reivindicó la masculinidad en la danza moderna, luego de separarse de St. Denis, su partenaire, esposa y socia con quien había creado la escuela y compañía Denishawn. Para él la danza, sin varones era como una sinfonía tocada sólo por violines y píccolos.

El objetivo fundamental de Shawn era devolver la dignidad que la danza masculina había tenido en la antigua Grecia.
Un año después de separarse de St. Denis fundó su propio grupo “Ted Shawn and His Men Dancers”, integrado por atletas, con el que buscaba legitimar la danza masculina y dar fin a la danza afeminada de varones.

Charles Weidman


Charles Weidman (1901-1975) quien tuvo mucha influencia de Ruth St. Denis en su desarrollo profesional y estético, también aportó un acercamiento muy masculino a la danza. Su ingenio, su humor y su destreza en mimo y en movimientos abstractos hicieron de él un bailarín extraordinario y agregaron un toque especial a sus danzas. Con Doris Humphrey, fundó el estudio y compañia “Humphrey-Weidman” en Nueva York. Al Igual que su compañera Doris Humphrey, Charles Weidman trabajaba con los principios de caída y recuperación y experimentó con formas que vinculasen movimientos sin ninguna relación que los denominó “kinetic pantomime.” El alumno de Weidman mas famoso fue quizás José Arcadio Limón Traslaviña.


José Limón


danza limon José Limón (1908-1972) nació en Culiacán, México y llegó a los siete años con su familia a los Estados Unidos. Desde muy joven, mostró capacidad para la música y la plástica. En 1928 viajó a Nueva York a cursar estudios universitarios en pintura pero el entusiasmo inicial se disipó ya que no le satisfizo el arte de ese tiempo, influenciado por los franceses y muy alejado de su ídolo El Greco. Sin embargo, ese mismo año descubrió su vocación, al concurrir a una función del bailarín alemán expresionista Harald Kreutzberg. Fue así que ingresó a la única escuela de danza que aceptaba varones, la de Doris Humphrey y Charles Weidman.

José Limón pertenece a la escuela norteamericana de danza moderna, descendiendo directamente de Humphrey-weidman, a cuya protección se sumo, como lo hicieron otros varones de su generación. Retomó de su maestra la idea del cuerpo como “orquesta” que se mueve a partir del “arco entre dos muertes”. Ella y Weidman habían creado su propia forma de entrenamiento. El trabajo de ambos era complementario. Mientras ella era formal y metódica, Weidman era ingenioso, sátirico y su improvisación y mímica le agregaba realismo, cotidianeidad y humor al estilo más serio de Humphrey. Como consecuencia de su formación con Ted Shawn, Weidman diferenciaba los movimientos y cualidades “intrínsecos” de bailarines y bailarinas, y puso especial interés en desarrollar ejercicios “para las aptitudes y limitaciones propias del cuerpo masculino”, y una “gramática específica para los hombres”.
Así, Limón recuperó los elementos que le brindaron los dos varones que le antecedieron en la danza moderna de Estados Unidos, Shawn y Weidman y logró crear su propia compañía y escuela a partir de la técnica Humphrey-Weidman con Humphrey como directora artística. Son famosas sus actuaciones y sus enseñanzas a tal punto que la técnica Humphrey-Weidman-Limón, se la conoce hoy generalmente solo con el nombre de Limón.

Para Limón, la danza tenía un principio básico: El movimiento, para que tenga fuerza, elocuencia y belleza debe surgir del centro orgánico del cuerpo. Debe tener su fuente vital y su impulso en la respiración de sus pulmones, en los latidos del corazón. Debe ser intenso y completamente humano, pues de lo contrario serán movimientos gimnásticos, y la danza resultaría mecánica y vacía. Su aporte más valioso fue la revitalización de los varones en la danza moderna por medio de su presencia viril sobre el escenario.

Al igual que en el resto de las actividades artísticas, los hombres han predominado en la danza sagrada y tradicional. En la danza social y la comedia musical los varones también tienen su lugar pero en la danza escénica la situación es distinta.

El énfasis que José Limón puso para reivindicar el papel de los hombres en este último tipo de danza tiene una relación directa con los obstáculos culturales y sociales que se les presentaban. A pesar de la apertura que se registró en las décadas de los cuarenta y cincuenta en el siglo XX, los varones seguían y siguen enfrentando el rechazo familiar y social y chocan con la imagen predominante de masculinidad.

En 1948 Limón escribió su ensayo “La danza viril” y señaló que el hombre como bailarín puede verdaderamente revelarse a sí mismo a través de la danza, tanto en su grandeza como en los signos de su corrupción. Para él, como para Humphrey, el hombre baila lo que es él mismo y la sociedad a la que pertenece. En los años treinta, Limón era simpatizante de los partidos de izquierda y bailó como un revolucionario en sus Danzas mexicanas (1939). Al igual que Graham, su obra se fue modificando en el contexto del macarthismo y en función de sus necesidades expresivas hacia un nuevo tipo de producción.

Respecto a las reacciones que ante las obras de Limón tenían los varones, los críticos han mencionado que “lo varones mostraban un mayor interés que las mujeres, pues esas coreografías les permitían expresarse con libertad, pasión y fuerza masculina, a diferencia de lo que sucedía en el ballet (encasillados como partenaires) y la comedia musical alejada de la “profundidad” de la danza moderna.

El prototipo de masculinidad que expresó Limón, según la escritora e investigadora Margarita Tortajada, en su producción coreográfica al igual que Shawn y Graham implicaba poder, grandeza, dominio, fuerza física, movimientos expansivos y obligadamente heterosexualidad. Su referente era el ideal norteamericano que, con una visión colonialista, se consideraba el universal...sin ser conscientes de que era una visión parcial, que expresaba la noción de masculinidad “vigorosa” imperante en ese momento en Estados Unidos y teñida por sus propias experiencias de género.

 

Shawn, Weidman & Limon en el ARBOL GENEALOGICO DE LA DANZA del Siglo XX

genealogia de la danza