MÚSICA E IMPROVISACIÓN
CREATIVIDAD EN ACCIÓN

por Alina Meyer




"...La re-integración de la composición y la performance, produce improvisación.
La re-integración de ambas con las audiencias, vigoriza al acto creativo de escuchar y puntualiza las diferencias sutiles en la experiencia subjetiva de cada oyente."

David Rosemboom. (California Institute of Arts-1995-96)


Venimos de una cultura especialista en clasificar y puntualizar las diferencias. En los siglos que ha transcurrido el desarrollo de la música occidental-europea, hemos sido testigos de una separación cada vez mayor entre compositor e intérprete, y del intérprete y compositor con la audiencia. En muchos casos se ha transformado al arte musical (y a otras artes) en un ritual de adoración de los que "no saben" hacia los "que saben". Se ha enfatizado el "tecnicismo" por encima del proceso de la performance quedando relegada a un segundo plano aquella "magia transformadora" que produce "sensaciones" tanto en el que escucha como en el que interpreta. La función de la audiencia se ha reducido a la de un conjunto pasivo, el cual no está supuesto a aprender ni a participar del acto creativo. En muchas culturas no occidentales, la improvisación está relacionada con el desarrollo de una tradición oral que permanece viva gracias al aporte de todos, y que se renueva continuamente, de generación en generación, donde los experimentadores e innovadores encuentran un lugar dentro de la comunidad en lugar de ser condenados al ostracismo. David Rosemboom le llama, "literatura musical colectiva", visualizando a la música de una sociedad determinada como un poema viviente en continuo cambio y renovación. Por supuesto que en estas sociedades existen los niveles de destreza, es decir, qué tan hábilmente uno se expresa en el lenguaje de la música, y ésa habilidad requiere práctica, pero a todos les es permitido tocar y cantar simultáneamente, cada uno desde su lugar aportando lo que tiene y siendo nutrido por el aporte de los otros. A medida que, por así decirlo, se va "animando" nuevos niveles de dificultad y destreza le son accesibles, con el agregado que, al estar en contacto desde sus primeros días de instrucción musical con aquellos que "dominan el idioma", él absorbe -tal como lo hace un niño con el lenguaje- aquello que en la música no puede ni podrá escribirse jamás y que es su misma esencia. Imaginemos por un momento que en nuestra infancia hubiésemos aprendido a hablar extrayendo directamente las palabras del diccionario, y que nuestro idioma lo aprendiésemos en instituciones, que avanzásemos por niveles y que jamás hubiésemos tenido el contacto necesario con los adultos que posibilite el aprendizaje de los trucos del lenguaje, los juegos de palabras, los dobles sentidos, las metáforas, los clichés .... Imaginemos años de instrucción en una lengua esencialmente técnica... En un caso así hablar sería una disciplina que sólo algunos pocos (los que resistieran semejante entrenamiento) podrían ejecutar. A mi entender, no sería exagerado decir que mucho de esto pasa en nuestras llamadas "academias", donde en el aprendizaje musical no se incluye la improvisación, donde se fragmenta la enseñanza y donde los "que no saben" están aislados de los "que saben" en vez de que se les permita tocar a todos juntos cada cuál según lo que pueda ejecutar en su instrumento o mediante el uso de la voz.

Mirando hacia otras latitudes...

A medida que nos movemos hacia un pensamiento cultural más global, surge en nosotros los occidentales un interés cada vez mayor por las tradiciones musicales de otras culturas como por ejemplo la Africana o la Hindú, sin embargo es preciso tener cuidado en nuestro abordaje de tales tradiciones puesto que tendemos a seguir clasificando y rigidizando, y existe el peligro de que lo hagamos también al encarar estas disciplinas. Un ejemplo de esto que menciono son las academias de Jazz donde se codifica y rigidiza a la improvisación, en base a "patterns y standards" donde nuevamente marginamos a los innovadores en aras de una supuesta tradición a la que no pertenecemos realmente. Cito nuevamente a Rosemboom, cuando dice que si incluimos alguna de estas tradiciones musicales en nuestras instituciones, debemos también asumir la responsabilidad y el reto de ayudar a mantenerla viva y en permanente estado evolutivo. Esto requiere de nuestra parte una gran intuición y sensibilidad a la hora de discernir qué elementos nutren una tradición y cuáles de ellos la tergiversan.

Improvisación en acción: Relación íntima con el momento presente.

Cuando abordamos una improvisación, lo primero que surge es lo desconocido, queremos decir algo, utilizar un lenguaje no-verbal, pero debido a la costumbre de lidiar con las pautas lineales y codificadas del lenguaje, nos ponemos inseguros y parece que no supiéramos qué hacer. En ese instante, todo nuestro condicionamiento se esfuma, quedamos vírgenes, como somos, sin máscaras. De pronto, una pequeña voz en nuestro interior comienza a trazar ritmos, melodías, dinámicas, movimientos... Es en ese entonces cuando sucede la música que llevamos dentro: "algo que nunca nos hubiésemos imaginado que íbamos a cantar-tocar". Es esto precisamente lo que pasa, si tratamos de controlar el proceso, la improvisación se detiene. Podemos mentir, podemos ejecutar "yeites " que tenemos debajo de la manga -cosas que aprendimos o imitamos- pero el proceso de la improvisación se corta, "esa música interior", deja de sonar. Es por eso que la improvisación es una experiencia tan intensa y vital, tan fuera del alcance de todos nuestros artilugios conocidos. En un mundo donde todo está regido por la imagen, donde la honestidad es una rara avis, donde nada se muestra como realmente es, la experiencia de improvisar vocal, musical o corporalmente, funciona como un perfecto antídoto, y es realmente una potente medicina. Una medicina dónde no hay pasado ni hay futuro, sólo una relación íntima y dinámica con lo que sucede en el momento...

Fuente Bibliográfica: Improvisation and Composition- Synthesis and Integration into the music curriculum- publicado en PROCEEDINGS, The 71st Annual Meeting, 1995, National Association of Schools of Music, Reston, VA, USA.