TIEMPO DE ESCUCHAR A GORAN...

por Silvia Gerszowicz



En el marco del III Festival Internacional de Buenos Aires, se presentará el instrumentista y compositor Goran Bregovic, junto a la Orquesta para Bodas y Funerales, una sección de cuerdas polaca, el coro masculino de Belgrado y cuatro de las integrantes del coro femenino Las Voces Búlgaras.

Goran Bregovic nació en Sarajevo, ciudad y capital de Bosnia-Herzegovina que junto con los países de Eslovenia, Croacia, Macedonia, la República Federal de Yugoslavia, Albania, la Grecia continental, Rumania, Bulgaria y la Turquía europea, conforman la Península Balcánica: un punto estratégico como parte del puente de tierra que une Oriente y Occidente; "un conglomerado de naciones donde intentan coexistir diversas religiones y etnias, desde hace muchos siglos".

La conflictividad en los Balcanes fue históricamente un mal endémico y la zona continuó teniendo un papel clave en las luchas de poder europeas. Bregovic describe a su país de origen como "un gran Frankestein, compuesto por muchos elementos distintos que nunca terminan de encajar del todo.

En la música de la antigua Yugoslavia ocurre lo mismo: es como una mezcla de distintos retazos..., siempre viví rodeado de tradiciones muy ricas y antiguas, griegos, italianos, búlgaros, rumanos, y nací en un lugar que quedaba justo en el medio de todo eso, Sarajevo es el centro donde confluyen todas esas culturas... ".

Sarajevo fue, además, hasta hace poco tiempo, un importante centro cultural. Tras la secesión de Bosnia-Herzegovina de Yugoslavia en abril de 1992, se convirtió en el escenario de numerosas batallas entre serbios, croatas y musulmanes bosnios.

Debido a las luchas y al constante asedio de la ciudad por los serbios, gran parte de la ciudad ha quedado totalmente destruida. A la luz de la distancia que tuvo que tomar respecto de su país, escapándose cuando recién estalló la guerra a los Estados Unidos, para luego fijar su residencia en París, Goran Bregovic asegura que no podría volver a vivir en su tierra. "Pensar que los artistas pueden hacer que las cosas cambien es bastante romántico. Desafortunadamente, son los soldados y no los músicos los que hacen la historia en Yugoslavia".

La multiplicidad de etnias que coinciden en la Península Balcánica: albaneses, griegos, servios, croatas, eslovenos, búlgaros, rumanos y turcos y que, a su vez, profesan distintas religiones como la católica, la ortodoxa, la protestante y la musulmana, hacen que en la música de Bregovic confluyan (además de los elementos de música electrónica y música pop occidental) antiguas canciones y danzas islámicas y cristianas, cantos eslavos pre-islámicos, música de fiesta, motivos búlgaros y turcos, lo cual se traduce en una gran diversidad en cuanto a la instrumentación, a los lenguajes musicales que intervienen en sus obras, los ornamentos, las formas melódicas y modales y las variantes rítmicas.

Los orígenes, si se quiere, geográficos del compositor no conforman el único factor que hace a su eclecticismo musical: Goran empezó su carrera como músico de rock en los sótanos de Sarajevo, mientras estudiaba filosofía. Según sus propias palabras "El rock era la única posibilidad de expresar nuestra insatisfacción y de protestar contra el régimen sin correr el riesgo de terminar en la cárcel...".
Goran Bregovic En esa época fue que conoció a Emir Kusturica quien tocaba el bajo en una banda punk y comenzaba a mostrar sus primeros experimentos cinematográficos, y fue a partir de esa amistad que surgió su tarea como compositor de las bandas sonoras de las películas: "Tiempo de Gitanos", "Sueños en Arizona" y "Underground", a través de las cuales adquirió popularidad y logró hacer escuchar su música en el resto del planeta. Clara muestra de su eclecticismo parece reflejarse a simple vista sobre el escenario, si consideramos la formación que lo acompaña en cada una de sus presentaciones: por un lado, la "Orquesta para Bodas y Funerales" (una banda de metales que, tal como su nombre lo indica, acompaña, luego del entierro a los familiares, mientras comen, beben y tratan de olvidar sus penas al ritmo de la música), una sección de cuerdas polaca, el coro masculino de Belgrado y algunas de las integrantes del coro femenino Las Voces Búlgaras, luciendo sus típicos vestidos multicolores.

Todo parece indicar que, durante visita a Buenos Aires, podremos ser parte del fenómeno que viene ocurriendo cada vez que se presentan en otras salas del mundo: que grandes y chicos, jóvenes y viejos abandonen sus asientos y se dejen llevar por la música en una danza casi salvaje... bailando al ritmo de "Kalasnjikov" y "Mesecina", los temas principales de la película "Underground".