SONIDO, MÚSICA & SALUD

por Adrián Olender



La humanidad ha utilizado los sonidos y la música de manera terapéutica a lo largo de los siglos. En el antiguo Egipto el jeroglífico que representaba la palabra "música" era el mismo que representaba los conceptos de "alegría y bienestar".

Los sabios védicos sánscritos y los filósofos de la escuela Pitagórica de la Grecia clásica consideraban que todas las formas físicas eran manifestaciones de la música.
El sonido aplicado correctamente podía producir curaciones restaurando la integridad musical del cuerpo y el alma.

Entre las recomendaciones de los médicos antiguos solían figurar los cantos rítmicos y secuencias melódicas sagradas. La música puede saltarse los filtros lógicos y analíticos de la mente para establecer un contacto directo con sentimientos y emociones escondidos en lo más profundo de la memoria. Esto provoca reacciones físicas.

Los mantras y los cánticos curativos tienen origenes muy antiguos. En los papiros egipcios que contienen textos médicos de 2600 años de antigüedad se habla de cánticos para curar la esterilidad, dolores reumáticos, etc. Se dice que hacia el 324 a.c. la música de la lira devolvió la cordura a Alejandro Magno y en el antiguo testamento se recuerda que David alivió la depresión del rey Saúl tocando el arpa. Los esenios y los terapeutas curaban con palabras sagradas y en la cultura helenística, los dolores de la ciática y de la gota se aliviaban con música de flauta.

El conocimiento de los sonidos, ritmos y cánticos era parte fundamental de los poderes curativos del chamán y de los druidas de las culturas celtas.

En la época medieval y renacentista los grandes maestros reconocían la importancia de la música. F. Haendel afirmaba que no pretendía divertir a su público sino "hacerlos mejores".

En el S XVII el cantante de ópera Farinelli curó al rey Felipe V de españa de una enfermedad crónica cantando el aria favorita del rey. En el Siglo XIX se llevaron a cabo investigaciones científicas sobre los efectos fisiológicos de la música a base de medir sus incidencias sobre la respiración, el ritmo cardíaco, la circulación, la presión sanguínea y se ha encontrado una gran correlación.

El ser humano se asemeja a un instrumento musical muy complejo, único y delicadamente afinado. Cada átomo, cada molécula, cada célula, cada tejido y cada órgano del cuerpo emiten continuamente las frecuencias de su vida física y emocional. La voz humana es indicadora de la salud del cuerpo y establece relación entre los individuos y el cosmos.