PATAS PARA ARRIBA
porpor Osvaldo Bermúdez
"Sería desastroso para un acróbata tener miedo un instante antes de ejecutar un ejercicio. En tales momentos no hay lugar para la indecisión, sin detenerse debe entregarse en manos del peligro y de su propia habilidad. Esto es exactamente lo que debe hacer un actor cuando llega el punto culminante de su papel, no puede detenerse a pensar o a dudar, debe actuar, debe saltar la valla a galope tendido, lo mismo que el acróbata".
Stanislavski en su libro "Formación de un personaje"
La acrobacia logra ampliar los límites corporales del actor mediante un entrenamiento que desarrolla: la precisión en los movimientos, la relajación activa o tensión mínima necesaria, la concentración, el manejo del espacio, el dominio del cuerpo dentro del espacio, la canalización de la energía interna y la audacia.
En general desarrolla una regularidad física que permitirá al actor moverse con mayor eficiencia en el escenario. Cuanto más lejos estén los límites corporales, más fácil será la ejecución de las acciones cotidianas en el escenario.
Un actor debería pasar por la experiencia de hacer un salto mortal (con ayuda o sin ella) para así poder estar parado con regularidad en el escenario. No necesariamente los ejercicios a realizar tienen que ser de una gran dificultad, ya que el ejercicio más fácil y el más difícil encierra la capacidad de hacer que el aparato físico del actor sea más móvil, flexible, relajado, expresivo y también más sensitivo.
En la vida cotidiana, la acrobacia nos permite un mayor contacto con nosotros mismos, es una herramienta de autoconciencia que nos invita a redescubrir nuestras posibilidades. Ver la vida cabeza abajo (o descubrir que el mundo está al revés) nos da nuevas perspectivas.
Hacer acrobacia es jugar con el cuerpo, superar los bloqueos, descubrir desde lo físico y lo perceptual zonas grises de nuestro pensamiento y de nuestro modo de hacer. Podemos aprender cómo hacer menos para lograr más.
Si nos abandonamos continuamente al miedo, estamos paralizados, tensos y rígidos y la menor dificultad nos hará perder el equilibrio físico y emocional. La idea es aprender a transformar la energía negativa del miedo en una energía que nos permita accionar de una manera diferente. Hacer acrobacia no es la búsqueda de un resultado sino el aprovechamiento de la experiencia de la búsqueda.
Es importante estar preparados para adoptar puntos de vista flexibles y encontrar puntos de apoyo desde donde pararnos para ir hacia nuevas posiciones. Desde lo físico, los llamaremos vertical, mortero o medialuna ¿Cómo lo llamarías en la vida?
Cada individuo encuentra sus propias respuestas a esta pregunta así como encuentra sus fortalezas y sus puntos de apoyo. No hay en este sentido, límites físicos. Gordos, flacos, altos, petisos, jóvenes, viejos, todos pueden aprender acrobacia y divertirse haciendo volteretas por el aire que desafían los sentidos y la ley de gravedad.
PATAS PARA ARRIBA
porpor Osvaldo Bermúdez
"Sería desastroso para un acróbata tener miedo un instante antes de ejecutar un ejercicio. En tales momentos no hay lugar para la indecisión, sin detenerse debe entregarse en manos del peligro y de su propia habilidad. Esto es exactamente lo que debe hacer un actor cuando llega el punto culminante de su papel, no puede detenerse a pensar o a dudar, debe actuar, debe saltar la valla a galope tendido, lo mismo que el acróbata".
Stanislavski en su libro "Formación de un personaje"
La acrobacia logra ampliar los límites corporales del actor mediante un entrenamiento que desarrolla: la precisión en los movimientos, la relajación activa o tensión mínima necesaria, la concentración, el manejo del espacio, el dominio del cuerpo dentro del espacio, la canalización de la energía interna y la audacia.
En general desarrolla una regularidad física que permitirá al actor moverse con mayor eficiencia en el escenario. Cuanto más lejos estén los límites corporales, más fácil será la ejecución de las acciones cotidianas en el escenario.
Un actor debería pasar por la experiencia de hacer un salto mortal (con ayuda o sin ella) para así poder estar parado con regularidad en el escenario. No necesariamente los ejercicios a realizar tienen que ser de una gran dificultad, ya que el ejercicio más fácil y el más difícil encierra la capacidad de hacer que el aparato físico del actor sea más móvil, flexible, relajado, expresivo y también más sensitivo.
En la vida cotidiana, la acrobacia nos permite un mayor contacto con nosotros mismos, es una herramienta de autoconciencia que nos invita a redescubrir nuestras posibilidades. Ver la vida cabeza abajo (o descubrir que el mundo está al revés) nos da nuevas perspectivas.
Hacer acrobacia es jugar con el cuerpo, superar los bloqueos, descubrir desde lo físico y lo perceptual zonas grises de nuestro pensamiento y de nuestro modo de hacer. Podemos aprender cómo hacer menos para lograr más.
Si nos abandonamos continuamente al miedo, estamos paralizados, tensos y rígidos y la menor dificultad nos hará perder el equilibrio físico y emocional. La idea es aprender a transformar la energía negativa del miedo en una energía que nos permita accionar de una manera diferente. Hacer acrobacia no es la búsqueda de un resultado sino el aprovechamiento de la experiencia de la búsqueda.
Es importante estar preparados para adoptar puntos de vista flexibles y encontrar puntos de apoyo desde donde pararnos para ir hacia nuevas posiciones. Desde lo físico, los llamaremos vertical, mortero o medialuna ¿Cómo lo llamarías en la vida?
Cada individuo encuentra sus propias respuestas a esta pregunta así como encuentra sus fortalezas y sus puntos de apoyo. No hay en este sentido, límites físicos. Gordos, flacos, altos, petisos, jóvenes, viejos, todos pueden aprender acrobacia y divertirse haciendo volteretas por el aire que desafían los sentidos y la ley de gravedad.