MATERNIDAD Y ESFERODINAMIA
Adaptabilidad y Espacio Interno

por Elena García Nethe

 

 

esferodinamia y maternidadCuando hablamos de maternidad hay dos palabras que me gustaría destacar: adaptabilidad y espacio interno.
Aquella madre “suficientemente buena” de la que nos habla D. Winnicott, quien largamente como pediatra y psicoanalista estudió la relación entre las mamás y sus bebés, es esa madre que le “presenta el mundo a su bebé”, que transforma el mundo en un lugar habitable para las posibilidades del bebé.

Winnicott se maravilló ante la capacidad de las madres de sostener la extrema dependencia de los bebés: “El niño no es todavía una unidad. La madre sostiene al niño, al ser humano que se está formando. Ella comprende. Ella ve a su hijo como un ser humano en un momento en que aquel todavía es incapaz de sentirse entero.” Y más adelante dice: “El manejo temprano de un bebé constituye una cuestión que está más allá del pensamiento consciente y la intención deliberada…una madre capaz y dispuesta a desempeñar su papel, no porque sea inteligente o buena, sino porque el niño es su hijo.”

Esta situación de la que habla Winnicott previa de alguna manera al entorno cultural (aunque no se está negando que existen distintas técnicas y prácticas en cada cultura), se refiere justamente a una capacidad que trasciende los límites sociales, culturales y económicos. Se trata de respuestas puramente corporales y afectivas que preceden a cualquier análisis consciente e intelectual.

Encuentro una relación entre esta adaptabilidad, este equilibrio emocional que tienen las mamás para envolver y sostener a sus bebés con la situación que se produce al sentarnos sobre un balón de esferodinamia. La pelota no hace otra cosa que señalarnos que el hecho de que estemos en equilibrio es absolutamente anterior y a pesar de nuestro control consciente. Podemos tomar consciencia de todos los ajustes que permiten a nuestro cuerpo mantenerse en una constante danza con la gravedad (la pequeña danza como la llamó el bailarín Steve Paxton) gracias a la cualidad extremadamente móvil y blanda de las pelotas.

Esta adaptabilidad de nuestra estructura íntegra tiene que responder necesariamente a estructuras más arcaicas de nuestro sistema nervioso, más veloces que el neocortex.
Notamos dramáticamente esta capacidad cuando experimentamos una caída y son los reflejos los que resuelven la situación. Pero cuando podemos trabajar placenteramente sobre los balones, experimentamos esa permanente movilidad y adaptabilidad de nuestro sistema en su totalidad, y en definitiva recuperamos la confianza en algo que ya está ahí, que sólo hay que dejar emerger: no se trata de conseguir mediante el esfuerzo, la repetición, el sacrificio…eso vendrá después si se quiere, pero antes necesitamos esa base de confianza, sutileza y sensibilidad…

¿ cómo no maravillarse ante la capacidad de nuestros músculos, huesos y órganos para adaptarse permanentemente unos a otros y al medio externo? Como en toda técnica de contacto, en el diálogo con la pelota corroboramos la alta capacidad de respuesta de nuestro sistema músculo esquelético.
Esto puede acompañarnos durante el proceso de gestación, porque si hablamos de adaptabilidad de las madres, debemos empezar por la gestación. Lo que el cuerpo biológico realiza…nos asombra tal como se asombra Winnicott con la adaptación emocional que realizan las madres.
Esos nueve meses de permanente adaptación a los cambios físicos parecen preparar a la madre para la gran adaptación a la demanda total del bebé. Transitar esos cambios registrándolos en lugar de intentar negarlos, es un punto de partida para brindar más espacio a ese bebé y a esa nueva mamá que se aproximan. Es dejar que emerja lo desconocido que viene desde adentro. Otorgar espacio a ese proceso de crecimiento en constante cambio propicia la salud y el bienestar de la díada madre-hijo. Ante tanto vendaval de novedades, la madre debe contar con la confianza en la capacidad de resolución de su propio cuerpo.
Esto le permitirá un modo de estar como mamá que le permitirá sostener, acompañar y disfrutar a ese bebé que tanto la necesita.

Los recursos corporales que podamos brindar tienen un significado muy profundo en un momento en que la mujer es “pura corporalidad”. La posibilidad de encontrarse con el espacio interno y descubrir como éste se puede ampliar son una base para encontrar espacio afuera, para proyectar en el mundo esa envoltura que el bebé necesita para sobrevivir. El trabajo corporal con embarazadas cobra otra relevancia si tenemos en cuenta la situación íntegra de la maternidad.
El alivio de las dolencias propias de la etapa de gestación y la preparación técnica para el parto son una parte importantísima del trabajo, pero cobran otra dimensión cuando podemos encuadrarlos dentro de una mirada que busque comprender profundamente de qué se trata la maternidad.

APORTES AL TRABAJO CON LA RESPIRACIÓN DURANTE LA GESTACIÓN

esferodinamiaLa práctica de esferodinamia conlleva un evidente y profundo efecto de descompresión especialmente a nivel articular y de toda la columna vertebral. Resulta también muy eficaz para ayudar a tomar conciencia del propio tono muscular y alineación del cuerpo en su totalidad para así reeducar la postura e inclusive la forma en que nos movemos. Existe además un efecto muy específico sobre el desarrollo de la respiración, aspecto que quiero destacar.

Los balones son objetos llenos de aire, esto quiere decir que al aprender a soltar el peso sobre ellos en realidad estamos aprendiendo a ser sostenidos por algo tan sutil y tan indispensable como lo es el aire. No es sólo el balón de PVC lo que nos sostiene sino que recibimos la valiosa respuesta de esa masa de aire que nos brinda un montón de información: lo primero que nos dice es que nosotros también somos habitados por el aire, ergo: tenemos volumen, tenemos interioridad. Lo segundo y no menos importante: nos movemos constantemente para respirar, nunca estamos inmóviles. La pelota nos devuelve ese vaivén respiratorio, conectándonos directa e inevitablemente con esa situación primaria.

Ahora bien, durante los nueve meses de embarazo se producen distintos cambios corporales que afectan a todas las relaciones que se dan en el organismo.
Hay una relación permanente en el organismo entre respiración y espacio: podemos ampliar el espacio interno a partir de ampliar el movimiento respiratorio, es por esto que resultan tan eficaces los trabajos que incluyen la emisión de sonido y la articulación vocal.

Pero también podemos por el contrario generar más espacio a partir de descomprimir la columna vertebral, los órganos y todas las articulaciones en general. De este modo el diafragma y los pulmones tendrán más espacio sin que necesitemos estar dirigiendo y controlando la respiración permanentemente, lo cual no resulta recomendable (puede conducir a un excesivo control y al agotamiento). A partir de modificar el tono de las partes blandas comprobaremos que los espacios articulares pueden convivir con más soltura y espacio. A partir de colocar al cuerpo en distintas relaciones con la gravedad, provocaremos estiramientos placenteros y paulatinos que producirán el mismo efecto.

Analizando concretamente la situación del embarazo, sabemos que a medida que el útero y el bebé crecen, van empujando al diafragma y a los pulmones hacia arriba reduciendo inevitablemente su capacidad. Con el correr de los meses esta situación se torna insoportable a la hora de estar acostadas en posición supina (boca arriba) pues al no ser el útero traccionado por la gravedad la presión se incrementa, llegando a provocar angustia (angustia: del lat. angustia, angostura, dificultad: Sofoco, sensación de opresión en la región torácica o abdominal. Estrechez del lugar o del tiempo. Dic. Real Academia Española.)

Es aquí donde nuestras amigas las pelotas acudirán a socorrernos. Veamos algunas posibilidades:
La posición en flexión sobre la pelota no es muy cómoda porque el bebé queda comprimido entre la pelota y el peso de la columna de la mamá. Una postura más cómoda es la que utiliza dos balones: uno más pequeño para sostener el piso pelviano y otro más alto para apoyar el peso de esternón, cuello y cabeza. De este modo el abdomen no queda comprimido. Poder soltar el esternón proporciona gran alivio al diafragma, calma y es contenedor. Recordemos que ésta puede ser una postura que se extraña durante el embarazo: al no poder dormir boca abajo las mamás extrañan esa contención de apoyar el pecho y soltarlo.
La posición de extensión es muy buscada porque inmediatamente da espacio a los pulmones y contrapone el efecto de cifosis que se va produciendo en la postura a causa del peso que soporta la columna. Pero hay que tener cuidado de no abusar: Muchas personas compensan la rigidez a nivel dorsal hiperextendiendo las cervicales. Esto puede verse incrementado por la acción de la relaxina que actúa en todo el cuerpo haciendo más laxas todas las relaciones articulares. Puede brindarse la ayuda complementaria de una almohadilla bajo el cuello.
La extensión lateral se presenta como privilegiada para las panzonas: no hay peligro para el bebé, ni para la columna de la mamá, y permite descomprimir toda la columna y las dos grandes estructuras articulares que son la cintura pelviana y la cintura escapular. Al abrir las costillas los pulmones recuperarán buena parte de su espacio y al llevar el brazo hacia la cabeza y soltar el peso de esta última obtendremos el estiramiento de los esterno-cleido- mastoideos, escalenos, pectorales, dorsales y oblicuos, dándole una mano a esa exigida columna. También provocará la apertura del trocánter y relajación de la inserción de los músculos pelvitrocantéreos.
Otro trabajo muy benéfico es el que podemos realizar con el suelo pelviano: además de ser protagonistas durante el trabajo de parto estos músculos son llamados también del diafragma pélvico, regulan la posición de la columna y están relacionados a través de la musculatura profunda de abdomen y columna con el diafragma propiamente dicho. El hecho de sentarse sobre un balón con los pies enraizados y la columna alineada permite brindar soporte para que el piso pelviano se descomprima y se fortalezca dando así una base mucho más sólida y adaptable para toda la postura. Aportando movilidad que repercutirá en las posibilidades de movimiento del diafragma torácico.

Más tarde, específicamente durante el parto el uso de la respiración será un aspecto clave.
Cada partera tiene su metodología fundada en su experiencia y no haré aquí una evaluación de las distintas técnicas respiratorias. Lo que me parece importante destacar es que más que quedar atadas rígidamente a una receta, las mujeres tienen una herramienta muy poderosa a la hora de dar a luz: la autoconciencia. Ésta se puede desarrollar a lo largo del embarazo y de la vida más allá de los métodos y sus nombres.

Vale la pena escuchar a Thérèse Bertherat cuando pregunta: “¿quién da a luz, una mujer o un método?”. Si durante los meses de gestación la madre pudo acceder al trabajo consigo misma, a observar sus respuestas musculares, a dar espacio en las articulaciones, a observar y utilizar su respiración como una poderosa herramienta de concentración y analgesia para esa tormenta que es dar a luz, podrá utilizar libremente las distintas sugerencias que amorosamente le brinden sus acompañantes, sintiendo qué es lo que necesita a cada momento. Aunque el conflicto y/o la dificultad puedan aparecer, esa conexión consigo misma la ayudará a avanzar paso a paso hacia la maravilla de la vida.