Segundo Set
por Mariano Casas Di Nardo
Con el diagrama de la cartelera porteña bien definido, lo que la Avenida Corrientes es al lujo y a la revista, el teatro El Cubo es a lo alternativo y a lo retro. Con Miami recreando los pretenciosos noventa, la grilla ahora sorprende con Segundo Set, un pantallazo ochentoso, de un grupo de adolescentes que transitan entre el desconcierto y lo real. Con clichés de este siglo, la trama evoluciona, con aciertos y desaciertos, hacia el ocaso.
Las más dispares e inverosímiles sensaciones se van disparando de Segundo Set. La estética kitsch de los ochenta con sus modelos Pagsa y todo su grotesco por un lado y las coreografías made in “Yo sé” de “Feliz Domingo para la juventud” por el otro, van moldeando los libretos.
La inquietud y el erotismo adolescente de quien no controla su cuerpo completan la propuesta. Y colándose por los poros del guión, pinceladas de Hollywood by Tarantino y Woody Allen hilvanan esta madeja de conceptos. Entonces su director Ezequiel Tronconi en el papel de conciliador, amaga con lo abstracto para dejar siempre en claro cuáles son las aspiraciones de sus protagonistas. Él construye la escena, la acompleja, la desdibuja, la exprime al máximo y la sensibiliza, para darle un cierre humano. Sin saturaciones, logra salir pulcro de tantos charcos sucios.
El paisaje elegido es un gimnasio, el cual muta en garito por las noches y en cancha de paddle por la tarde. En ese circuito conviven tres estridentes amigas, un trainer, un aprendiz de boxeador, un pseudo rapero, un camionero que hace del predio su spa y un Alf, entre español y argentino, que hace de tobogán a los delirios ajenos. Con tal deforme circuito, la tranquilidad se quiebra cuando una ronroneante mujer entra en la historia. Ahí, las personalidades comienzan a ajustarse, las relaciones a mostrarse y los hechos a sucederse.
Si bien la identidad que apadrina a sus protagonistas es la de los ochenta, códigos actuales como celulares y playstations ganan los diálogos. Y aún sin confundir los tiempos, la idea narrativa se ve reforzada. El ringtones de Nicole Neumann, con el tema de “Amigovios”, “Déjate querer” rompe con toda lógica contemporánea. Punto a favor del autor, que continúa sumando con la inentendible participación del absurdo y no participativo Alf. Aspectos cómicos que potencian la obra y disimulan la falta de algunos recursos, tanto actorales como escénicos.
Con un elenco que se destaca más por la suma del todo que por sus individualidades, tal vez, Laura Cymer y Esteban Coletti son quienes le ponen un manto de profesionalismo a tanto teatro independiente. Un destacado vestuario y acertadas coreografías bailadas cierran esta divertida y llevadera propuesta.
Segundo Set es adolescencia explícita con cuerpos irresistibles y deseos reprimidos en envases luminosos. Una obra que desafía y rompe con los límites. Jugando con el instinto, para bien como para mal.
SEGUNDO SETAutor y Director: Ezequiel Tronconi |