The Pillowman
por Mariano Casas Di Nardo
Si se cumpliese el deseo del Hombre Almohada, no habría futuro. No habría vida y el mundo se acabaría en pocos años. Por suerte existen chicos rebeldes y atrevidos que desafían al tiempo y van narrando sus propias vidas como mejor les sale. Así entendió Michal (Carlos Belloso) y así lo craneó el escritor Katurian (Pablo Echarri), en esta obra que carece de coyuntura, pero que tranquilamente podría incluirse en la historia de cualquier civilización actual.
The Pillowman es oscura. Una comedia negra dirían algunos, aunque de comedia tiene muy poco, pero de negro todo. Escrita por el inglés Martin McDonagh, más conocido por haber ganado el Oscar en el 2006 a caballo de su corto Six Shooter, la obra ronda a lo largo de sus dos horas y media - incluido un intervalo de 15 minutos- sobre la vida del escritor Katurian Katurian, quien es detenido por dos policías junto a su hermano minusválido, tras conocerse la muerte de tres chicos que fueron asesinados bajo el proceder de tres de sus más de cuatrocientos cuentos.
Aunque el eje narrativo pasa pura y exclusivamente por el ex Resistiré, es Carlos Belloso quien funda este registro cronológico que toma consistencia a medida que se consumen las confesiones.
Si se evaluara la capacidad actoral de Carlos Santamaría y la de Vando Villamil, la obra clasifica como un policial de matones y delincuentes. Ellos, correctos en sus papeles, intimidan e inducen al pánico. Pero si el foco se posa sobre Echarri, estamos frente a un monólogo de quien nos cuenta una historia en tercera persona, con alusiones al pasado, con relatos dentro del relato y con hipotéticas deducciones que limpian la narración. Por lo que en su papel también cumple.
Pero si la lupa cae sobre Belloso, el párrafo debería ser destacado y recuadrado. Su aporte unifica y justifica. Une todos los cabos sueltos y amortigua las casi tres horas de función. Uno de los actores más versátiles de la escena nacional, desplegando todo su repertorio corporal.
Estrenada en el 2003 en el Royal Nacional Theatre de Londres, la obra significó tal éxito que dos años más tarde ya estaba brillando en la cartelera de Broadway. Por suerte, esta importante e inédita propuesta llegó a nuestro país, de la mano de cuatro destacados actores. No se escatimó en nombres y eso, hace más grande la apuesta.
The Pillowman cautiva. No deja pensando ni mucho menos porque su introducción, desarrollo y final son mostrados en carne viva. Y el cierre no es más que la cicatrización de tal impacto. El exacto escenario es mérito de Alberto Negrín, mientras que la música, plataforma ideal para crear suspenso o melancolía, es creación de Gabriel Goldman. Por ello, los aplausos para Enrique Federman, quien como director, supo distribuir los roles de manera exacta.
THE PILLOWMANAutor: Martin Mc Donagh. |