TEATRO / RECOMENDACIONES

por Sonia Gonorazky



teatro ciudad de buenos airesEn esta edición quiero darles algunas recomendaciones de "espectáculos" sumamente interesantes y bellos, basados principalmente en una estética de lo corporal o físico.

Comienzo por la danza. "Cotillón", en el Maipo, es una merecida auto celebración del grupo Tangokinesis, festejando los doce años de la compañía, en la que parodian con gracia exquisita algunos "pas de deux" clásicos despegándose de las estrictas técnicas codificadas del ballet. La utilización de objetos de uso cotidiano a la manera de utilería y accesorios, el permanente espíritu festivo, el talento histriónico de los bailarines son elementos a partir de los cuales se puede elaborar el sentido poético y estético de este trabajo, recomendable para público independientemente de su conocimiento de las técnicas de la danza. Completan el programa, "Garello Tango", que combina el tango y la danza contemporánea y una coreografía basada en el Bolero de M. Ravel que, al igual que los otros números, apela a diferentes géneros de la danza, incluyendo una sorpresiva cuota de folklore criollo.

En el campo del teatro, y específicamente de lo que suele llamarse teatro físico, el estreno de Los Cuatro Cubos, de Fernando Arrabal, por la Compañía Buster Keaton. Se trata de una pieza sin palabras ni música. Puede considerarse como una pieza abstracta, donde prevalece el movimiento puro y la geometría espacial, muy bien resuelta desde el punto de vista visual y conceptual, pero también es posible encontrar una línea narrativa o argumental, más o menos difusa según la imaginación de cada espectador. Los actores, apenas identificados como personajes A y B, siguen rutinas individuales muy específicas. La aparición del Otro en un espacio limitado a un estrecho pasillo cuyo ancho está casi completamente ocupado por los cubos, produce perturbaciones a esas rutinas, y de aquí que la interacción entre ellos aparece desde un primer momento como un conflicto.

El libreto de Fernando Arrabal fue escrito en 1957 y no hay registro de que haya sido
estrenado anteriormente ni en Europa ni en América. Los directores aventuran la hipótesis de que esto tal vez se deba a las dificultades técnicas para la construcción y operación de los cubos de un metro de lado. Pero además de la rutina de movimientos, posiciones y desplazamientos de los actores y los cubos indicados por el autor, se percibe un complejo trabajo de investigación y apropiación del libreto por la Compañía. Al respecto, los Directores dicen que "justamente por estar constituida tan sólo por acciones físicas se producen infinidad de lecturas…". Esto puede aplicarse al público y también a la forma en que se encaró esta puesta en escena, como una exploración del carácter expresivo de la acción pura, despojada inclusive de la mímica gestual, emparentándola de alguna manera a la necesidad pregonada por Artaud de volver a lo ritual a
través del teatro.