ARTETERAPIA

por Alejandro Reisin *



“Una gaviota lila susurra una melodía del mar en tus oídos. La ves danzar por los aires del sol y dibuja en su vuelo una escultura viviente y escurridiza que te devuelve imágenes de inmensidad, aromas de tus recuerdos de pájaro y de tus ansias de expansión.”

arteterapiaImágenes, sonidos, acciones dramáticas, movimientos, colores, palabras… todas ellas son los materiales simbólicos que prestan el andamiaje para los decires y sentires del arte, que a su vez, -como las vías del ferrocarril resultan ser para el tren, que une territorios distantes entre sí-, otorgan un campo de posibilidad para el trabajo arteterapéutico.
Arte y Terapia, dos términos fuertes que se entrelazan en una cópula para generar otro espacio, no el de una mera suma, ni el planteado por la disputa de los campos disciplinares, sino el de un encuentro dialéctico que potencia creativa y creadoramente la salud en el espacio del trabajo vincular, en el trabajo con las artes.
Y lo vincular refiere a esa intimidad del encuentro consigo en el lenguaje artístico del que se trate y de la construcción con el otro, que está allí, con nosotros, para que ese encuentro se produzca. Encuentro de sujetos con sus historias, con sus presentes, con sus futuros, con todos ellos de los otros y con los objetos que los entrelaza a todos. Sujeto y objeto se unen y se separan en el accionar arteterapéutico, se producen y se consumen, se hablan y se dicen, se callan, se ponen y se oponen, insisten y resisten.

Pensamos el arteterapia como un dispositivo con objetivos enmarcados en la salud mental desde el desarrollo del potencial creativo y expresivo a través del arte, cuyas manifestaciones son facilitadoras e instrumentadoras de modalidades terapéuticas artístico-expresivas que otorgan significaciones nuevas y resemantizaciones al padecimiento psíquico.
Las diversas expresiones artísticas, a través de sus objetos, abren caminos distintos: la imagen, el movimiento, el sonido, la palabra, la acción, las formas, los colores, etc. El poder de cada uno de estos recorridos conduce a territorios que -cuales frutos-, ofrecen jugosas aproximaciones a lugares con otras lógicas, con otras potencias, con otras virtudes y fortalezas. La posibilidad de significación y re-significación otorgada por el lenguaje artístico, altamente sintetizador y sintético, encuentra una narrativa poderosa para la transformación subjetiva. El trabajo con los objetos modifica el trabajo de los sujetos.
Es a través de esta producción artística donde se ponen en juego cuestiones subjetivas e intersubjetivas en la cual -en el dispositivo arteterapéutico-, es posible realizar un proceso como tal, que justifique la utilización de los lenguajes artísticos.
El trabajo posterior con la mirada sobre la obra -sobre lo obrado, lo trabajado-, se halla no en pos de su mejor puesta estética, sino en la entereza de su apuesta ética. Ética del protagonismo responsable subjetivo consigo y con los otros.
El lugar de la palabra es el de “dar una vuelta de espiral” allí donde se produce una semántica significativa, allí donde se unen lo vivenciado emocional, con lo producido en tanto objeto, con lo pensado -ideas, asociaciones, recuerdos, resignificaciones-, con lo actuado, dimensión pura del hacer. Es un nuevo lugar de síntesis, luego de un recorrido, aunque no es un lugar prescripto al cual hay que llegar necesariamente.

En el trabajo con los objetos artísticos hay trabajo subjetivo. Aún el más objetivo de los objetos, estaría en parte re-presentando a algo de un sujeto. Representaciones (artísticas) que remiten a un otro (del amor que fue o que no pudo ser) cuya ausencia provoca (convoca) la re-presentación.
Se trata de producir, con la producción expresiva y creativa, mayor subjetivación. ¡Que los sujetos no sean objetos! Es preferible jugar a atrapar colores, formas, sonidos, movimientos, palabras, que tenderle trampas a personas.

El arte no tiene un sentido utilitario, no es para una otra cosa. Se detiene allí, en un espacio imposible, creando un espacio – tiempo donde es posible habitar. Inventa lugares de residencia donde los sujetos pueden encontrarse.
Tener tiempos donde el oro es ese encuentro, donde se solicita el protagonismo presente, en el mirar, el escuchar, el decir, el sentir. Utopías en el arte, (u-topos, lo que no tiene lugar) búsqueda de lugares no existentes; lugares a colonizar, con los caminos a crear.

El arte ofrece reticulados, riqueza de perspectivas, multiplicidad de vías cuyos puentes pueden conducir a las palabras y éstas facilitar -en las verbalizaciones (entendimientos)- ciertas cuestiones que a simple vista no aparecen unidas. Y ésta es una virtud de los puentes: unir lo separado. Puentes en el espacio. Puentes en el tiempo.

Arteterapia, como andamiajes a través de los lenguajes artísticos, con el propósito de hallar y fundar vinculaciones allí donde la fragmentación, la desvinculación, la separación, comanda los devenires subjetivos. Historias (trama, tejido) que convocan líneas de sentido, que enhebran sujetos y sus accionares, que conjugan haceres y placeres, sufrimientos y reflexiones, posibilitando narrativas nuevas, creativas y creadoras de otros reinados subjetivos, de otros adueñamientos simbólicos, de nuevas liberaciones a adquirir.

Interjuegos de decires expresivos, entrecruces de voces sonoras y silenciosas que traman en sus tejidos nuevas significaciones. Virtud de los caminos creativos, que recorren las posibilidades de lo insospechado, los intersticios de las lógicas, enlazando los trazos, creando tramas trascendentes (en el sentido que nos tras-cienden).
El arteterapia produce, provoca, invoca un espacio donde se legaliza el poder de tejer esos sentidos, con el soporte de los lenguajes artísticos -en el sentido de que constituyan lo que análogamente la casa significa para el hogar: nuestra mirada está en ese hogar, no en la objetividad edilicia. Está en el mundo vincular, de relaciones, de producciones, de discursos, de emociones y pensares que le dan sentido a ese hábitat (en su aspecto de habitar, morar) y no en los ladrillos, los colores de las paredes o la grifería. Sin desmerecer el aspecto material del lenguaje artístico, su cualidad de soporte es infraestructural, aunque sea un texto – pretexto de los discursos que sobre aquél se verse. Subversión de versiones rígidas, diversión y diversidad que contribuyen a las miradas subjetivas con el propósito de ampliarlas, de profundizarlas, de llenarlas de sentido vital.
Así como la belleza de un cuerpo se llena con su contenido, la de una vivienda con el amor del hogar, el arteterapia solicita del arte su sostén material para que allí se haga sede de otra cosa, dando lugar a que suceda algo nuevo del orden de lo subjetivo.

* Alejandro Reisin es Licenciado en Psicología (Universidad de Buenos Aires). Profesor de Psicología en Nivel Medio y Superior (UBA). Psicólogo Social en la Primera Escuela de Psicología Social “Dr. Enrique Pichon-Riviere”. Co-fundador y Director de la Primera Escuela Argentina de Arteterapia. Músico.

Más información en www.alejandroreisin.tk