UN MÁS ALLÁ DE LA ADICCIÓN
por Lic. María Inés Padilla y Lic. Liliana Venuto
Hablar de adicción implica pensar en una patología de larga data que ha hecho eclosión en el último siglo hallando una vía de facilitación en la influencia sobre las relaciones psicosociales de los factores socioeconómicos y culturales característicos de la época.
Las formas en que se manifiestan las enfermedades existentes dependen de los cambios progresivos que se suscitan en la estructura social que las abarca. De este modo, el campo de la salud también sufre modificaciones y es necesario apelar a nuevas estrategias que respondan a la demanda social.
La adicción se presenta como prótesis en un intento de llenar el vacío existencial producido por la ausencia de valores, ideales y modelos. El adicto genera vínculos de dependencia en los cuales sostiene su existencia.
La dificultad que presenta con respecto a las limitaciones lo conduce al consumo en exceso, lo lleva a consumirse. La falta de límites da cuenta de la ausencia de un orden que impide al adicto mediatizar por medio del pensamiento, la acción.
El adicto es un emergente de la estructura familiar, en la cual predominan los vínculos de expulsión generando la reedición de este tipo de relaciones en el afuera. Esta reedición lo deja al margen del sistema social.
La adicción funciona como un parche que permite construir una falsa identidad en la que se sostiene: "ser adicto". La adicción, en tanto impulsión al infinito es un mecanismo acumulativo que lleva al adicto a la inexistencia, quedando alojado como desecho. Se trata de una "adicción", en tanto más, más y más, que no puede ser acotado. En la adicción, la satisfacción se encuentra en la "impulsión".
El "ser adicto" remite a una conflictiva con su identidad. La personalidad lábil del adicto es potenciada por el contexto socio-cultural actual en el cual prevalece la imagen sobre la palabra y el carácter inmediatista de las relaciones.
La droga, el alcohol, la comida, le prestan imágenes mucho más placenteras que el vacío que padece aunque el costo sea su propia destrucción. Instalar el dispositivo terapéutico implica la posibilidad de poner en juego el acto impulsivo mediatizado por la palabra, implica facilitar el desplazamiento de su padecer renunciando a la acción.
Cuando el adicto consulta, surge algo del orden de la angustia y supone que hay alguien que puede responder a su pedido. En este punto, el adicto cree que ya no puede hacer más lazo social con su padecimiento, que ya no puede relacionarse a través de su enfermedad como venía haciendo, ya que la adicción es una forma de establecer vínculos sustitutivos con los otros.
El tratamiento en la adicción supone un ordenamiento interno en el que podemos diferenciar tres momentos: Primero, un pedido de auxilio, un llamado que debemos escuchar. La intervención terapéutica instala una pausa, un corte que introduce un orden en pequeñas "dosis".
Un segundo momento, en el cual el paciente demanda y no es nuestra función responder a ello. Esto hace posible que se instale la transferencia generando un tercer momento, el inicio del tratamiento propiamente dicho. Es decir, la construcción de un espacio que incluya al paciente, al terapeuta y que proporcione la emergencia del sujeto. Extracto del trabajo presentado en IV Jornadas de Investigación en Psicología. Universidad de Rosario. Facultad de Psicología. Instituto de Investigaciones Psicológicas - IIPSI. 27 y 28 de septiembre de 2001.
Bibliografía.
BENBENASTE, Narciso. Democracia mercantil. Buenos Aires. Eudeba. 1998. DUBROVSKY V., GARIN E. Y OTROS, Trastornos psiquiátricos y consumo de sustancias psicoactivas. Estudio clínico y toxicológico. Alcmeón 27, año IX - vol. 7, nº 3 - noviembre 1998. FREUD, Sigmund. Introducción del narcisismo. (1914) Ob.completas. Buenos Aires. Amorrortu Editores, vol. 18. 1984. FREUD, Sigmund. Psicología de las masas y análisis del yo (1921) Ob.completas. Buenos Aires. Amorrortu Editores, vol. 18. 1984. FUKUYAMA, F. El fin de la historia? Buenos Aires. Doxa. 1990. GOLA C., MILANO, L., ROCA, A., Estudio epidemiológico de la población adulta que demanda atención ambulatoria en servicios de psicopatología y salud mental de hospitales públicos de la Ciudad de Bs. As., Argentina, Revista del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Psicología. Argentina. 1999. LACAN, Jacques. El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la ex- periencia psicoanalítica. (1949). Escritos 1. Argentina. Ed. Siglo XXI. 1988. LACAN, Jacques. La dirección de la cura y los principios de su poder. Escritos 2. Argentina. Ed. Siglo XXI. 1988. LACAN, Jacques. Las psicosis. Seminario 3. "Introducción a la cuestión de las psicosis: Cap. 1,2,3 y 4"; "Te- mática y estructura del fenómeno psicótico: Cap. 6,7 y 11"; "Los entornos del agujero: Cap. 23". Argentina. Editorial Paidós. 1997. LIPOVETZKY, G. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Barcelona. Anagrama. 1986. LYOTARD, J., La condición postmoderna. Buenos Aires. REI. 1989. MATERAZZI, Miguel A. Drogadependencia. Buenos Aires. Editorial Paidós. 1990.
UN MÁS ALLÁ DE LA ADICCIÓN
por Lic. María Inés Padilla y Lic. Liliana Venuto
Hablar de adicción implica pensar en una patología de larga data que ha hecho eclosión en el último siglo hallando una vía de facilitación en la influencia sobre las relaciones psicosociales de los factores socioeconómicos y culturales característicos de la época.
Las formas en que se manifiestan las enfermedades existentes dependen de los cambios progresivos que se suscitan en la estructura social que las abarca. De este modo, el campo de la salud también sufre modificaciones y es necesario apelar a nuevas estrategias que respondan a la demanda social.
La adicción se presenta como prótesis en un intento de llenar el vacío existencial producido por la ausencia de valores, ideales y modelos. El adicto genera vínculos de dependencia en los cuales sostiene su existencia.
La dificultad que presenta con respecto a las limitaciones lo conduce al consumo en exceso, lo lleva a consumirse. La falta de límites da cuenta de la ausencia de un orden que impide al adicto mediatizar por medio del pensamiento, la acción.
El adicto es un emergente de la estructura familiar, en la cual predominan los vínculos de expulsión generando la reedición de este tipo de relaciones en el afuera. Esta reedición lo deja al margen del sistema social.
La adicción funciona como un parche que permite construir una falsa identidad en la que se sostiene: "ser adicto". La adicción, en tanto impulsión al infinito es un mecanismo acumulativo que lleva al adicto a la inexistencia, quedando alojado como desecho. Se trata de una "adicción", en tanto más, más y más, que no puede ser acotado. En la adicción, la satisfacción se encuentra en la "impulsión".
El "ser adicto" remite a una conflictiva con su identidad. La personalidad lábil del adicto es potenciada por el contexto socio-cultural actual en el cual prevalece la imagen sobre la palabra y el carácter inmediatista de las relaciones.
La droga, el alcohol, la comida, le prestan imágenes mucho más placenteras que el vacío que padece aunque el costo sea su propia destrucción. Instalar el dispositivo terapéutico implica la posibilidad de poner en juego el acto impulsivo mediatizado por la palabra, implica facilitar el desplazamiento de su padecer renunciando a la acción.
Cuando el adicto consulta, surge algo del orden de la angustia y supone que hay alguien que puede responder a su pedido. En este punto, el adicto cree que ya no puede hacer más lazo social con su padecimiento, que ya no puede relacionarse a través de su enfermedad como venía haciendo, ya que la adicción es una forma de establecer vínculos sustitutivos con los otros.
El tratamiento en la adicción supone un ordenamiento interno en el que podemos diferenciar tres momentos: Primero, un pedido de auxilio, un llamado que debemos escuchar. La intervención terapéutica instala una pausa, un corte que introduce un orden en pequeñas "dosis".
Un segundo momento, en el cual el paciente demanda y no es nuestra función responder a ello. Esto hace posible que se instale la transferencia generando un tercer momento, el inicio del tratamiento propiamente dicho. Es decir, la construcción de un espacio que incluya al paciente, al terapeuta y que proporcione la emergencia del sujeto. Extracto del trabajo presentado en IV Jornadas de Investigación en Psicología. Universidad de Rosario. Facultad de Psicología. Instituto de Investigaciones Psicológicas - IIPSI. 27 y 28 de septiembre de 2001.
Bibliografía.
BENBENASTE, Narciso. Democracia mercantil. Buenos Aires. Eudeba. 1998. DUBROVSKY V., GARIN E. Y OTROS, Trastornos psiquiátricos y consumo de sustancias psicoactivas. Estudio clínico y toxicológico. Alcmeón 27, año IX - vol. 7, nº 3 - noviembre 1998. FREUD, Sigmund. Introducción del narcisismo. (1914) Ob.completas. Buenos Aires. Amorrortu Editores, vol. 18. 1984. FREUD, Sigmund. Psicología de las masas y análisis del yo (1921) Ob.completas. Buenos Aires. Amorrortu Editores, vol. 18. 1984. FUKUYAMA, F. El fin de la historia? Buenos Aires. Doxa. 1990. GOLA C., MILANO, L., ROCA, A., Estudio epidemiológico de la población adulta que demanda atención ambulatoria en servicios de psicopatología y salud mental de hospitales públicos de la Ciudad de Bs. As., Argentina, Revista del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Psicología. Argentina. 1999. LACAN, Jacques. El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la ex- periencia psicoanalítica. (1949). Escritos 1. Argentina. Ed. Siglo XXI. 1988. LACAN, Jacques. La dirección de la cura y los principios de su poder. Escritos 2. Argentina. Ed. Siglo XXI. 1988. LACAN, Jacques. Las psicosis. Seminario 3. "Introducción a la cuestión de las psicosis: Cap. 1,2,3 y 4"; "Te- mática y estructura del fenómeno psicótico: Cap. 6,7 y 11"; "Los entornos del agujero: Cap. 23". Argentina. Editorial Paidós. 1997. LIPOVETZKY, G. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Barcelona. Anagrama. 1986. LYOTARD, J., La condición postmoderna. Buenos Aires. REI. 1989. MATERAZZI, Miguel A. Drogadependencia. Buenos Aires. Editorial Paidós. 1990.